Descripción
277 páginas. ¿Autobiografía real? ¿Novela en forma de autobiografía imaginaria? El misterio que envuelve los hechos narrados en ¡Mira los arlequines! no surge tan sólo de los extraños matices que adquieren en la perspectiva de quien los recuerda. Estas páginas invitan, además, a una fascinante aventura: descubrir los lazos que unen al propio Vladimir Nabokov con Vadim Vadimovich, su protagonista. Vadim Vadimovich. como Nabokov, desplaza su vida de emigrado entre Inglaterra, Francia, los Estados Unidos. Su qbsesión es abrirse paso hacia su propia identidad en el laberinto del tiempo y el espacio “¡Anímate un poco! ¡Mira los arlequines!”, exclama una vez una tia abuela al taciturno Vadim Vadimovich. “¿Qué arlequines? ¿Dónde están?”, pregunta el asombrado sobrino. “Oh. en todas partes, a tu alrededor. Los árboles son arlequines, las palabras son arlequines. También las situaciones y las sumas. Pon dos cosas juntas —bromas, imágenes— y tendrás un triple arlequín, ¡Vamos, juega, inventa la realidad!” Vadim Vadimovich acepta el estímulo. Perdido en esa bruma que solemos llamar la “realidad”, procura recrearla en sus libros, que no harán sino agudizar el problema de la incesante busca de sí mismo. Una y otra vez el lector reconoce en las obras del perseguidor de arlequines las del propio Nabokov. En Un reino junto al mar —novela que proyecta a la fama a Vadim Vadimovich— reconoce a la famosa Lolita, En La doctora Olga Repnim, descubre a Pnim, una de las imágenes más cruelmente cómicas con que Nabokov describió la vida del escritor exiliado y convertido en profesor, ¿Dónde empieza la ficción? ¿Dónde la fantasía? Espacio y tiempo nunca dejan de ser trampas. El lector, estremecido en las fronteras de otro mundo al que lo proyecta este libro, permanece en un vértigo deslumhrado. La prosa de Nabokov alcanza en las páginas de ¡Mira los arlequines! su máximo esplendor, que enceguece y revela al mismo tiempo. Conocer es siempre reconocer: la vieja sabiduría surge una vez más de una prosa inigualable.
