Descripción
301 páginas. “El General va en coche al muere”, dice Borges; hombres de los hermanos Reynafé lo esperan en Barranca Yaco, aunque es Rosas, dicen, el que ha manejado los hilos de esa “cordobesada bochinchera y ladina”. Es otoño de 1868 en Buenos Aires y Lorenza Reynafé ve desplegarse ante sus ojos el curso entero de su vida: es noviembre de 1799 en Córdoba y en la estancia Los Manantiales, en el valle de Tulumba, trajina la servidumbre y la familia entera. En la casa grande el olor del asado llama a la mesa al mediodía y el del chocolate y las tortas a la media, tarde. “La tragedia es un viento que pasa lejos y la muerte una palabra nada más”. Lorenza es la tercera de nueve hermanos pero pronto será la primogénita en el consejo, el coraje y el sostén de la familia numerosa. Es la que colabora con José Vicente, el mayor de los varones, nombrado Gobernador Propietario y la que, con juicio sereno, procura apaciguar los ímpetus de Guillermo, de José Antonio y de Pancho, el de ánimo más febril, cuando se internan en el laberinto de las intrigas de Estanislao López, Felipe Ibarra, Lamadríd, Paz, Quiroga, Rosas. Pero la conciencia no ha podido impedir que la pasión se convierta en un torrente irrefrenable y hoy, que todavía es ayer, Lorenza está sola en la lucha inútil por la defensa de sus hermanos: José Antonio enferma y muere en la cárcel y José Vicente y Guillermo son fusilados en la Plaza de la Victoria. Pancho, que había huido al Uruguay, muere en el intento de invadir Santa Fe. Hoy es otoño de 1868 en Buenos Aires y la soledad de Lorenza no es una pesadilla de la vejez. Borges (siempre Borges) ha dicho que el libro es la extensión de la memoria y de la imaginación. Rescatando de la historia la estampa fuerte de Lorenza Reynafé, la imaginación de Mabel Pagano la revive y nos la ofrece para extender con ella nuestra propia memoria.




