Descripción
64 páginas. Colección Cuadernos de Arte. Ilustrado a color y b/n. Recorrer la historia plástica de los Estados Unidos resulta, sin lugar a dudas, una aventura apasionante pero, por sobre todo, una experiencia singular, porque rara vez nos podremos encontrar con un proceso de tal dinamismo, complejidad y riqueza como el que nos brinda la pintura moderna estadounidense. La vertiginosa aceleración histórica que sufrió el país del norte a partir de los inicios de este siglo fue de tal magnitud que las bases pictóricas existentes no sirvieron para acompañar o, mejor dicho, reflejar el contexto de una sociedad creciente y cada vez más industrializada; la necesidad impostergable de buscar nuevos caminos desbordó, pues, el letargo de los viejos cánones. Cuanto más crecía el país más se proyectaba fuera de sus fronteras y, por ende, más recibta del exterior. Esta circunstancia sacudió al creador, que no sólo se vio empujado por una necesidad vital de automaduración, sino también movilizado constantemente por las tendencias de avanzada europea que lo acuciaban hacia el logro de una plástica acorde con su realidad. Claro está que no todos concordaron en el rumbo para alcanzarla; algunos intentaron una reubicación de las corrientes recibidas, mientras que otros creyeron encontrar la verdad en la búsqueda de un sentido que se nutriera de una raíz profundamente nacional y aun regional. El hecho es que a través de la conjunción de ambas posturas, Estados Unidos pudo alcanzar su mayoría de edad dentro de la plástica internacional. Revisemos pues, un fenómeno único tanto como únicas fueron las características de la sociedad que lo produjo bajo la advocación de una nueva era.




